Hace pocos días ví el documental “Leaving Neverland” en Movistar+. Venía precedido de polémica ya que sacaba a la palestra nuevas acusaciones de pederastia contra el ídolo de masas, Michael Jackson.
El documental, dirigido por Dan Reed, nos presenta a dos hombres, James Safechuck y Wade Robson, que afirman haber sido víctimas de abuso sexual por parte del rey del pop durante su infancia. La historia se cuenta de manera cronológica, acompañada de vídeos y fotos así como del testimonio de miembros de la familia de ambos.
La película se excede en el minutaje: cuatro horas para un documental lo encuentro excesivo. Aún así, no puedes apartar la vista de la pantalla, sin querer moverte por si te pierdes algún detalle. Eso sí, yo lo ví en dos tandas, un episodio un sábado por la noche y el siguiente el domingo por la mañana. Y he de decir que tras ver la primera parte me costó dormir debido a lo sobrecogedor de todo lo que veía y escuchaba. Los relatos de Safechuck y Robson son tremendos y rezuman credibilidad por los cuatro costados. Por eso encuentro inncesario el alto volumen que Reed otorga al momento de tragar saliva, un recurso que sobra.
Podría hablar de los recursos técnicos, el montaje o por qué a las víctimas se les graba en un plano diferente al de las madres, por ejemplo, pero no creo que al espectador eso le interese demasiado. Aquí lo que es importante es el contenido más que la forma: “Leaving Neverland” es una plataforma para dar voz a dos personas que afirman haber sido víctimas de un pederasta, que, además, ha quedado impune de otras tantas acusaciones del mismo calibre. Y el hecho de que este abusador sea alguien tan admirado en el mundo entero hace de esta historia aún más interesante a la par que polémica.
El documental ya ha tenido consecuencias: desde radios que no emiten sus canciones hasta la eliminación de una colección de Louis Vuitton inspirada en Micahel Jackson. Incluso Barbra Streisand no ha podido escapar de la polémica tras defender a su amigo con estas decaraciones: “Sus necesidades sexuales eran sus necesidades sexuales. Aquello no los mató”, algo de lo que después se retractó: “No quise descartar el trauma que estos chicos experimentaron de ninguna manera. Como todos los supervivientes de abuso sexual, tendrán que llevar esto por el resto de sus vidas. Espero que James y Wade sepan que realmente les respeto y les admiro por decir su verdad”.
Lo mejor en estos casos es ver el documental y que cada uno tome sus propias conclusiones.
Helena García Castaño
@hgcsirena
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