“Querer es tratar de comprender sinceramente, y comprender implica también la libertad de poder disentir. Cada uno debe poder seguir su propio camino”. Basilio Martín Patino
Hoy ha fallecido en Madrid, tras una larga enfermedad, a los 86 años, el cineasta Basilio Martín Patino.
Siempre será recordado por films como “Canciones para después de una guerra”, “9 cartas a Berta”, “Los paraísos perdidos” y “Queridísimos verdugos”. Su último film, un documental de 60 minutos sobre el 15-M, fue “Libre te quiero”, de 2012. El título es un homenaje al poeta Agustín García Calvo (el cantautor del Bierzo Amancio Prada musicó ese poema hace unos años, aparece en la película)
Fue fundamentalmente documentalista. En films como “Madrid” hizo ficción, también.
Martin Patino nació en Lumbrales (Salamanca), el 29 de octubre de 1930. Sus padres, ambos profesores, eran de derechas y católicos y sus dos hermanos se dedicaron a la vida religiosa; su hermano José María (1925-2015), sacerdote, fue secretario del cardenal Tarancón y su otra hermana es religiosa. Sin embargo, Basilio tomó un camino muy distinto, asumiendo posturas anarquistas que se verían reflejadas en su cine. Estudió en la Universidad de Salamanca, licenciándose en Filosofía y Letras, y posteriormente obtuvo el título de director-realizador por la Escuela Oficial de Cine de Madrid.
Basilio fue uno de los pioneros de la publicidad en España, pero su carácter independiente le hizo dedicarse a sus propios proyectos, siendo en 1953 cuando se acercó verdaderamente al cine, creando el cineclub de la Universidad de Salamanca y publicando la revista Cinema Universitario.
Dentro de su militancia anarcosindicalista, participa en la Fundación Cultural de la Confederación Nacional del Trabajo.
Su interés por la cinematografía de no ficción le lleva a explorar los territorios del falso documental, como el dedicado a la matanza de campesinos libertarios en Casas Viejas o La seducción del caos (1991), con Adolfo Marsillach. Destaca también su interés por las tecnologías audiovisuales, tanto las pioneras (posee una colección de zoótropos y linternas mágicas, instalada en la sede de la Filmoteca de Castilla y León) como las nuevas, lo que le lleva a investigar las posibilidades del vídeo desde su aparición, así como los recursos que la imagen en 3D, los videomuros o la edición informática pueden ofrecer al creador.
En 2007 recibió el título de Doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca.
En 2002 el festival de cine de Valladolid le concedió la Espiga de Oro por toda su trayectoria.
El cine español ha perdido una de sus voces más singulares.
¡Descanse en paz, Basilio Martín Patino!
José López Pérez
@JLPnosolocine
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