“La prensa es la artillería de la libertad”. Hans Dietrich Genscher
Hoy tenemos como invitado en nosolocine.net a un periodista boliviano que tiene muchas cosas interesantes que contar, Roberto Navia. Tras ver el excelente cortometraje documental de 29 minutos “Tribus de la inquisición”, su directora Mabel Lozano, me puso en contacto con él. Roberto es, precisamente, coguionista y coproductor de este trabajo. Tenemos muchas más cosas en común de lo que pensaba.
José López Pérez: ¿Cómo y cuando surge tu vocación por el periodismo?
Roberto Navia: Mi pasión por el periodismo no es otra cosa que mi pasión por contar historias. Todo ocurrió cando tenía cinco años más o menos, al calor de las narraciones orales de mis abuelas y de mis padres, en esos lugares remotos de Bolivia, entre la selva y los puntos intermedios de las ciudades. No había televisión y las pilas de las radios se agotaban. Entonces era el escenario ideal para que los mayores desenfunden sus recuerdos, sus cuentos de terror, sus herencias de antepasados. Yo escuchaba con asombro y recuerdo que era muy feliz.
Después, mi padre lo vendió todo, las cosas, su taller de carpintería la casa, porque vino la crisis del petróleo al pueblo donde nací y con las pocas cosas que quedaron nos subimos a las carrocerías de los camiones, de pueblo en pueblo, en busca de trabajo, de días mejores. Si nos iba mal en un lugar, marchábamos a otro y así. En las carrocerías de los camiones nos encontrábamos con mucha gente, con campesinos, con indígenas, con otros migrantes, con gente que escapaba del hambre y de las enfermedades. Una vez subieron a un hombre que se quejaba de dolor, estaba al borde de la muerte y durante las ocho horas de viaje no dejó de gritar. Yo, en mi mundo de niño, decía que eso nunca nadie me lo había contado, ni los medios de comunicación habían dicho que Bolivia se estaba desangrando por falta de atención de las autoridades. Fue en esos momentos cuando me entraron unas ganas de enormes de contar, de narrar, de denunciar.
No sé si yo busqué al periodismo o el periodismo me encontró a mí, o ambas cosas. Pero con el periodismo también se metió en mi vida por la pasión por la prosa pensada, por la literatura, por el cine, que es posible a través de los reportajes y de las crónicas escritas a fuego lento y en los viajes con tiempo.
J.L.P: ¿Qué te lleva a dedicarme al periodismo social y de denuncia?
R.N: Lo que lleva a dedicarme al periodismo social y de denuncia es buscar el por qué de las cosas. Ir tras las respuestas que se esconden en los gabinetes de los ministros, de las entrevistas oficiales, de los palacios de gobierno, en aquellos lugares donde tienen mucho que ocultar.
Lo que me mueve es que en pleno siglo XXI hay gente que todavía se va a la cama con hambre o civiles matan a civiles en plena plaza del pueblo bajo la excusa de que la justicia ordinaria no funciona.
Lo que me mueve también son los viajes en busca de seres anónimos, de los olvidados de la vida, de aquellos que no tienen quién les ladre, los que no roban cámaras ni micrófonos para ser escuchados. Toda esa gente ha perdido la esperanza muchas veces, y la rescata esa esperanza cuando se da cuenta de que hay un periodista interesad en denunciar el olvido, la indiferencia, la pobreza aterradora.
Lo que me mueve es la disconformidad y el no aceptar de que las cosas están bien así. Tengo la firmeza de que el periodismo puede generar un cambio, puede tirar piedras a las ventanas donde duermen las autoridades que prefieren dormir mientras otros sufren injusticia y violencia.
Y lo que me mueve es que mientras exista un ser humano que tenga algo para contar, debe haber un periodista firme, dispuesto a contar, a narrar, a denunciar.
J.L.P: El título Tribus de la inquisición” me parece magnífico y muy adecuado.
R.N: Tribus de la inquisición, el título, es lo que resume, la envoltura, la fuerza de una investigación y de un texto que ha sido producido después de un largo y doloroso proceso, entre viajes, reporteos, conversaciones con mucha gente que tenía miedo hablar, o recordar momentos trágicos.
Tribus, porque hace referencia a que estando viviendo en el siglo XXI, exista un grupo cerrado que haga de su fuerza bruta un mandamiento capaz de quitar vida, de matar, de someter a golpe de manada a seres humanos a los que se acusa de un delito y que se niegan a que la justicia ordinaria sea la encargada de establecer la culpa o la inocencia,
Inquisición, porque hace referencia a lo que ocurrió en la antigüedad: personas pasadas por las llamas, atadas y cubiertas con leña para prenderles la cerilla. Un retroceso a la barbarie, a la estupidez despiadada, a la maldad sin límites.
J.L.P: ¿Cómo y cuando conoces a Mabel Lozano?
R.N: A Mabel Lozano la conozco personalmente desde mayo del 2015, un día después de que me dieran el Premio Rey de España, por la crónica que tiene el mismo nombre, Tribus de la inquisición. Nos vimos en Madrid, yo la estaba entrevistando sobre su gran largometraje “Chicas Nuevas 24 horas”. Y después empezamos a hablar de mi crónica y yo le contaba todo y ella escuchaba atenta, con esos ojos de cineasta, y entonces me dijo que quería convertirlo en un documental y yo le tomé la palabra. Fue un filin dese el inicio, trabajar con semejante cineasta. Empezamos de inmediato con la preproducción, con el guion y luego con el rodaje en el mismísimo lugar donde ocurrieron los linchamientos.
Con Mabel hay una amistad enorme, y una admiración profesional que han hecho que el documental tenga el resultado maravilloso.
J.L.P: ¿Qué fue lo más difícil a la hora de escribir y producir el corto?
R.N: Varias cosas. Primero, conseguir los testimonios en un lugar donde rige la ley del silencio, donde nadie quiere hablar, o porque es culpable de linchamientos o porque es víctima y teme que los linchadores vuelvan a la carga.
Cuando yo entré a ese territorio para realizar la crónica periodística fue muy difícil, porque cuando estaba entrevistando al fiscal al que casi queman vivo, él recibía llamadas telefónicas para que se calle, para que no hable conmigo. Cuando volví al lugar, junto a Mabel y a todo el equipo de rodaje, fue doblemente peligroso, porque no podíamos camuflarnos, esconder los equipos. Nos vimos obligados a rodar en un pueblo y en salir rápido para dormir en otro. Incluso, cuando llegamos al amanecer al cementerio donde está enterrado Roberto Ángel Antezana, uno de los dos asesinados en el linchamiento, la gente empezó a alborotarse. No pudimos terminar de armar la grúa, tuvimos que rodar a mano alzada, grabar y salir rápido.
J.L.P: Creo que este tema daría para un largometraje de ficción donde se diera voz a todas las partes ¿qué opinas al respecto?
R.N: Estoy totalmente convencido que sí, que Tribus de la inquisición da para dar nuevos pasos, porque tanto la historia de la familia Ángel Antezana como la de muchos otros linchamientos, no termina.
J.L.P: Creo que has estado en alguna ocasión en España y en Barcelona donde espero que nos tomemos un café juntos ¿qué recuerdos tienes de Barcelona?
R.N: Estuve hasta ahora, cuatro veces en España, y las cuatro veces fui a Barcelona. No podía ser de otra manera. En España me siento más que en casa, y cuando me vengo, lo hago llorando, porque esa tierra me llama, me sienta bien.
Los recuerdos que tengo de Barcelona van desde el aroma de la ciudad, de sus calles, de sus paseos, del aire marino que se mete en la piel, de las comidas a orillas del mar, de las conversaciones con amigos y de las librerías, de su cielo amplio y de la gran sensación que se cobija en mi pecho en cada despertar, sabiendo que estoy en Barcelona, en la España de la que no quiero despedirme jamás.
En España me nace unas ganas locas y apasionadas de hacer arte, de volcar al papel y al audiovisual todas las historias que tengo acumuladas en mi morral de periodista durante años y en diferentes países del mundo.
Mi gran deseo, quizá el más grande que me mantiene de pie, es ir a España para escribir la novela negra Tribus de la inquisición que vengo cocinando en manuscritos, y claro, para que podamos tomarnos un café y seguir hablando de periodismo, de cine, de la vida.
J.LP: Háblanos ahora de tus aficiones
R.N: Varias y muy sencillas. Me encantan los árboles y sus sombras que invitan a descansar, a hacer una pausa en la vida, a sentarse a leer, como lo hacía mi padre y yo lo miraba con mis ojos de niño. Conversar, encontrarme con amigos para matar el tedio y la dictadura de la monotonía. Viajar, viajar mucho, para contar, para vivir. Disfrutar de la lluvia y del olor que expande al tocar la tierra y sentir el ruido que provoca en los tejados.
Ir al cine y ver las películas muchas veces, como también releer los libros, para leer la estructura, para leerlos por las costuras. Y los domingos, tirarme en una hamaca para olvidarme de todo y de nada a la vez.
J.L.P: Rubén Blades me parece un referente ¿lo conoces? ¿qué opinas de su música y de su mensaje?
R.N: Claro que sí. Yo empecé en el mundo de las comunicaciones haciendo radio, cuando tenía 14 años. Me acuerdo que yo era el encargado de abrir la emisión, a las 5 de la mañana. Trabajaba hasta las 8 y de ahí me iba al colegio. Entonces, yo colocaba las canciones de Rubén Blades y la gente llamaba por teléfono para pedirme más canciones de él. Esto ocurrió en Bermejo, uno de los pueblos hasta donde llegamos con mis padres en busca de días mejores. Desde entonces Rubén Blades me acompaña y lo escucho con nostalgia, con esperanza, siempre. No solo por el ritmo que contagia, sino, por el contenido de sus canciones, es el gran narrador que lo hace cantando.
J.L.P: Mi película se titula “Las 3 vidas de Pedro Burruezo” años antes de rodarla ya me planteaba esta última pregunta que sigo haciéndome y de la que busco respuesta ¿qué es la vida para Roberto Navia?
R.N: Acabo de ver el tráiler de “Las 3 vidas de pedro”. Me ha encantado y abierto el apetito para ver, espero que muy pronto, tu película, estimado José.
La vida es un suspiro, y en ese suspiro buscamos la eternidad. Yo busco esa eternidad a través del amor que nos permite sentirnos inmortales. También lo hago a través del arte, del lenguaje artístico, de narras historias, de los viajes y de la resistencia.
J.L.P: Lo de mi película dalo por hecho, espero que te guste. ¡Muchas gracias, Roberto y hasta pronto!
R.N: ¡Muchas gracias a ti José, un abrazo y hasta pronto como indicas!
José López Pérez
@JLPnosolocine
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